Tomando Desiciones Sabias

Comparto con ustedes este mensaje que localize espero sea una enseñanza como lo es para mi.



Hay tres realidades en relación a las decisiones:

• La vida diaria está llena de decisiones.
• Somos humanos y esa sencilla realidad implica que nos podemos equivocar y que de hecho lo hacemos.
• La calidad de nuestra vida está marcada de manera importante por las decisiones que tomamos.

Necesitamos mucha sabiduría, necesitamos la sabiduría de Dios. ¿Cómo podemos tomar decisiones sabias? En el Nuevo Testamento hay un pequeño libro, pero muy importante y sumamente práctico, es el libro de Santiago, que en los primeros versículos nos enseñan cosas de enorme trascendencia para hacer nuestra la sabiduría de Dios.
Santiago 1.5-8 dice: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos”. Le quiero compartir dos pensamientos fundamentados en esta parte de la Palabra de Dios.

Primero, necesitamos reconocer el problema de una mente indecisa. Santiago. 1.8

Santiago 1.8: “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.”.

Cuando habla del hombre de doble ánimo está hablando de una persona que está dividida en relación a sus lealtades, dividida en cuanto a sus prioridades, o que intenta hacer dos cosas al mismo tiempo, y por lo mismo es indeciso.
Esa misma expresión también se utiliza para describir a un borracho, una persona que se anda tambaleando, que no se decide. Y el no decidir tiene sus consecuencias. El no decidir nos produce inestabilidad en tres sentidos:

• Emociones inestables. Una persona fue el siquiatra y el doctor le preguntó ¿Es usted indeciso? El hombre le contesto “si y no”. Es un verdadero sufrimiento no saber decidir porque nos causa tensión, nos estorba para dormir y descansar, no disfrutamos el comer y ninguna actividad, nos provoca inestabilidad emocional.

• Relaciones inestables. En el trabajo, en las relaciones sociales, en las relaciones fraternales, en la familia, el tener una mente dividida y no poder decidir nos afecta. Por ejemplo un papá que le da una opinión a sus hijos, quizá del la importancia del amor y de la entrega al Señor, pero hace otra cosa, está provocando inestabilidad, es un serio problema. Cuando usted sea una persona decidida, no una persona de doble ánimo, no una persona que tiene sus lealtades y prioridades muy divididas, tendrá relaciones humanas más llenas de bendición y tranquilidad, sin el problema de la inestabilidad.

• Vida espiritual inestable. El verso 7 es contundente: “No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. ¿No se ha preguntado alguna vez la razón por la cual sus oraciones no tiene la respuesta que usted desea? Una posibilidad es que no ha tomado la decisión en cuanto a que es la prioridad o el enfoque de su vida y su mente está dividida y es indeciso. La indecisión es una enorme barrera que bloquea sus oraciones. Ser esquizofrénicos espirituales es tremendo. Cuando deseamos hacer la voluntad con todo el corazón, pero luego nuestra prioridad es el dinero o la familia, o el trabajo, eso es pesado.

Cuando usted habla acerca del amor y de no juzgar, pero en la primera oportunidad suelta un comentario negativo de una persona, cuando un día se propone hacer lo necesario para buscar a Dios y lo comparte con su familia, pero pronto se le olvida por afanarse en todas las cosas, todo eso afecta, eso lo limita, eso le frena, no le permite crecer.


Segundo, necesitamos clamar a Dios por sabiduría. Santiago 1.5

“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Santiago 1.5 Dios está más que dispuesto a darnos de su sabiduría, nos la quiere dar de manera generosa, nos la ha de dar sin jamás echarnos en cara nada, sin menospreciar a uno solo y en abundancia. Pero nosotros necesitamos clamar a Dios, pedírsela y esto implica por lo menos tres cosas:

1. Reconocer nuestra necesidad de sabiduría. Sin duda Dios tiene buen sentido del humor, como que aquí está siendo un poco sarcástico cono nosotros “si alguno de ustedes tiene falta de sabiduría”. Sinceramente todos necesitamos sabiduría, a todos sin excepción nos hace falta sabiduría. Todos necesitamos aprender a ver las cosas desde el punto de vista de Dios. Todos necesitamos aprender a tomar decisiones de la manera en que Dios tomaría las decisiones si estuviera en nuestro lugar.

Proverbios 11.2 dice: “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Mas con los humildes está la sabiduría”. ¿Qué es la enseñanza aquí? Sencillamente que lo que bloquea nuestra capacidad de tomar decisiones sabias es el orgullo, el suponer que tenemos todos los elementos necesarios para tomar nuestras decisiones, el suponer que sabemos todo. Y al revés, reconocer que no sabemos lo que es lo mejor para nosotros mismos, admitir que no tenemos todas las respuestas, admitir que no hemos equivocado y al mismo tiempo clamar a Dios por su dirección eso es muestra de sabiduría. Admita su necesidad, ni usted ni yo tenemos todas las respuestas.

2. Pedirle a Dios directamente su sabiduría. ¿Cómo se puede obtener la sabiduría? ¿Viendo “Mujer, casos de la vida real”? ¿leyendo la revista de espectáculos con más fotografías escandalosas? ¿Dedicando el tiempo a ver novelas? Definitivamente no, eso se consigue cuando uno se enfoca de manera disciplinada y ferviente a buscar el rostro de Dios en oración.

En el siguiente programa vamos a considerar más aspectos prácticos de lo que implica clamar a Dios por sabiduría.

La calidad de nuestra vida está íntimamente ligada a la calidad de decisiones que tomamos día con día. Necesitamos de una enorme dosis de sabiduría para tomar buenas decisiones en nuestra vida cotidiana. Por lo pronto usted tiene que estar consciente de la preciosa oportunidad que tenemos, Dios nos la promete, está al alcance la nuestra mano, si somos capaces de reaccionar con humildad e ir directamente a él en busca de esa sabiduría.

Fuente: http://www.caminoverdadyvida.com/